FIDOCOR Fisioterapia y Ejercicio
19 Mar
19Mar

La rotura del Ligamento Cruzado Anterior (LCA) es una lesión común en la rodilla que puede comprometer significativamente la estabilidad y la funcionalidad de la articulación. El tratamiento de una rotura del LCA depende de la gravedad de la lesión, la edad del paciente, su nivel de actividad y sus objetivos funcionales.

Tratamiento conservador (NO HAY OPERACIÓN): 

Consiste en abordar la lesión sin recurrir a la cirugía, mediante un enfoque no invasivo. Este tratamiento se enfoca principalmente en la fisioterapia, la rehabilitación y la gestión de los síntomas, con el objetivo de mejorar la función de la rodilla y permitir que el paciente retome sus actividades cotidianas o deportivas de manera segura.

  1. Rehabilitación física: A través de ejercicios específicos, la fisioterapia busca fortalecer los músculos que rodean la rodilla, como los cuádriceps y los isquiotibiales, para proporcionar estabilidad a la articulación y compensar la falta de función del LCA. También se trabajan el rango de movimiento y la propiocepción (la capacidad de percibir la posición y el movimiento de la rodilla).
  2. Control del dolor y la inflamación: Se pueden usar analgésicos y antiinflamatorios para controlar el dolor y reducir la inflamación en la rodilla. Además, se aplican métodos como el hielo o la compresión para aliviar los síntomas.
  3. Uso de soportes: A veces, se recomienda el uso de rodilleras o férulas para proporcionar mayor estabilidad durante las actividades físicas y evitar movimientos dañinos.

¿Cuándo se recurre al tratamiento conservador?

Esta modalidad suele realizarse en situaciones donde la rotura del LCA es parcial o en personas que no participan en deportes de alto impacto. También se considera en casos en los que la cirugía no es una opción viable debido a la edad del paciente, problemas de salud o la preferencia personal de evitar procedimientos quirúrgicos.


Tratamiento quirúrgico (SI HAY OPERACIÓN):

El tratamiento quirúrgico generalmente consiste en una reconstrucción del ligamento dañado mediante una intervención llamada cirugía de reconstrucción del LCA. Durante este procedimiento, se reemplaza el LCA roto con un injerto tomado de otro tendón del propio paciente o de un donante (injerto alogénico). La cirugía se realiza de manera artroscópica, utilizando pequeñas incisiones y una cámara para guiar al cirujano.

  1. Injerto de tendón rotuliano: Se toma una porción del tendón rotuliano, que conecta la rótula con la tibia. Este injerto es popular debido a su alta tasa de éxito y estabilidad.
  2. Injerto de isquiotibiales: Se utiliza uno de los tendones de los músculos isquiotibiales (situados en la parte posterior del muslo). Este injerto es menos invasivo que el de tendón rotuliano y suele tener una recuperación más rápida.
  3. Injerto de tendón de cadáver (alogénico): En algunos casos, se puede utilizar un injerto de un donante fallecido. Esta opción se elige con menos frecuencia debido al riesgo de rechazo y transmisión de enfermedades, aunque puede ser útil en situaciones específicas.


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